¿Qué se necesita para Ser Cuidadora de Personas Mayores?

Ser cuidador o cuidadora de personas mayores es una bella profesión, pero también puede resultar desafiante a veces si no se cuenta con la formación apropiada, así como una serie de cualidades para trabajar de ello.

En este artículo te contamos todo lo que debes saber para convertirte en profesional del cuidado de ancianos.

Índice

Cómo ser cuidador de ancianos

Formación y titulación en el sector sociosanitario


En nuestro país la formación reglada es el grado de formación profesional de Técnico de Cuidados Auxiliares de Enfermería de 1400 horas. No obstante, también existe formación en función de la especialización que se desee ejercer como, por ejemplo, ciclos formativos, grados y másteres en gerontología, neurología, fisioterapia o educación social, entre otros.

Es muy importante contar con una formación para el cuidado de personas mayores, especialmente aquellas especializaciones que abordan enfermedades como Alzheimer, Parkinson o demencia senil.

Salidas laborales


Un profesional en el cuidado de adultos, en función de su especialización, puede trabajar en diversos centros o directamente dedicarse al cuidado de ancianos a domicilio (de manera interna o externa), por ejemplo.

Destacamos principalmente:

Cualidades para ser un buen cuidador o cuidadora de ancianos


Un buen cuidador sabe que la ayuda que va a ofrecer a la persona a cuidar no va a ser incompatible con la autonomía y sentimiento de utilidad de la persona mayor.

A continuación detallamos las cualidades ideales para ser un buen profesional del cuidado de personas mayores.

Tener actitud positiva


Por lo general, una persona que necesita cuidados requiere de un profesional a su lado con actitud positiva, ya que, muchas de estas personas, conforme va reduciéndose su movilidad o capacidad de realizar determinadas cosas, entre otros motivos, les invade un sentimiento de inutilidad y poca autonomía, además de soledad o tristeza.

Pero ¿qué es tener actitud positiva? Cuando hablamos de ser positivos nos referimos a la capacidad del ser humano para afrontar las adversidades de una manera distinta, viendo el lado bueno de las cosas y extrayendo oportunidades de ello.

Tener empatía y ser siempre profesional con los clientes


Por supuesto, hay que tener empatía para poder dedicarse al cuidado de las personas. Saber leer e interpretar las emociones ajenas para poder actuar en consecuencia es muy importante en esta profesión. La empatía es la capacidad que tiene el ser humano para ponerse en el lugar de los demás, detectando las emociones ajenas y comprendiendo los sentimientos o reacciones que se producen de ello y, por supuesto, saber manejarlas.

Dejar de lado los escrúpulos


Hay determinadas tareas que implican ciertos aspectos más personales como pueda ser el cuidado de la higiene.

Un buen cuidador o cuidadora llevará a cabo este tipo de tareas (por ejemplo, ayudar a bañarse o vestirse) también con la misma profesionalidad que si se tratase de otras tareas.

Tener dotes comunicativas y ser muy observador


Por un lado, poseer una gran capacidad de comunicación para poder mantener conversaciones o tranquilizar a la persona en cuestión si se diese la situación en la que lo necesite.

Además, es importante utilizar un lenguaje comprensible y practicar la escucha activa.

Es imprescindible que el cuidador tenga una comunicación constante y fluida con la familia.

Por otro lado, siendo observadores, además de comunicativos, permitirá anticiparse a determinadas situaciones y tomar mejores decisiones.

Tener muchísima paciencia


Esta labor requiere de ser una persona muy paciente. Se darán situaciones delicadas en las que haya presión, junto a una buena comunicación y observación, la paciencia jugará un papel relevante.

Ser pacientes otorga la capacidad de soportar y lidiar con contratiempos o dificultades, sin perder la calma, sin lamentarse, teniendo fortaleza, siendo prudentes y comprensivos.

Ten en cuenta que puede que esta persona que vayas a cuidar reaccione de un modo un otro o tenga cambios en el comportamiento.

Ser amable, cercano y servicial


Hay que saber que a la hora de cuidar una persona, se va a establecer una relación basada en el respecto y la confianza, y se hace necesaria la cercanía y la amabilidad como en cualquier relación. Además, hay que ser serviciales y estar atentos a cualquier demanda o problemática que pueda surgir para solventarla de la mejor manera posible sin que afecte a la seguridad de esta persona.

Inteligencia emocional: equilibrio de las emociones


La empatía que comentábamos un poco más arriba, está relacionada con la inteligencia emocional en lo que respecta a las emociones ajenas.

Tener la inteligencia emocional desarrollada (también engloba una conciencia de nuestras propias emociones y un buen manejo de ellas) nos permite tener estabilidad mental y capacidad de controlar y gestionar situaciones complicadas sin dejarse llevar por la impulsividad.

Autocuidarse


Al hablar de autocuidado, no solo se trata de mantener unos hábitos de higiene personales apropiados; tener buen aspecto, sino que también se refiere al cuidado de uno mismo para evitar sufrir el síndrome del cuidador quemado, es decir, sufrir desgaste físico y psicológico que, por lo general, este tipo de trabajo implica.

Esperamos que este artículo te haya ayudado a conocer los requisitos para dedicarte al cuidado de mayores.
En este otro artículo podrás encontrar consejos sobre Conseguir Clientes como Cuidador de Personas Mayores.
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