Claves para resolver conflictos con inteligencia emocional

Dos no discuten, si uno no quiere.
Así lo dice el refrán. Tal vez el que no quiere discutir sea porque utiliza la inteligencia emocional para dialogar y evitar que haya un conflicto.

En cualquier caso, en este artículo queremos contarte los pasos o claves a seguir para evitar un conflicto (laboral, personal, o de otra índole) gracias a la IE o, al menos, saber resolverlo de la mejor manera; la manera en la que ambas partes ganan.

Índice

Cómo utilizar la inteligencia emocional para resolver un conflicto

Hay que destacar que el conflicto forma parte del ser humano. Y cuando hablamos de conflicto, no solo nos referimos al desacuerdo que pueda haber entre dos personas, o con respecto a una guerra o combate. También existe el conflicto interior; aquel que provoca malestar cuando no somos capaces de elegir entre dos necesidades.

¿Cómo solemos afrontar los conflictos (internos o externos)?


Por lo general, el ser humano maneja el conflicto de diversas maneras:

1. Huye, lo evita


Esta manera no es recomendable, ya que ignorar un conflicto no va a hacer que desaparezca, de hecho, lo que puede ocurrir es que se magnifique y llegue a ser peor.

2. Se enfrenta


Normalmente, cuando existe un enfrentamiento, si no se hace uso de la inteligencia emocional para tratarlo, con total seguridad que la emoción del enfado, entre otras, se exterioriza, pero no precisamente de una manera adecuada. Y aunque pensemos que por el hecho de "haberlo sacado todo" y que con esto se haya podido terminar el conflicto, es posible que esto traiga más conflictos futuros.


Esta es la mejor manera de lidiar con un conflicto, ya que mediante la negociación o diálogo se trata de ver qué es lo que desea cada una de las partes, y a partir de ahí llegar a un acuerdo en el que ambos ganen.

Uso de la inteligencia emocional para gestionar un conflicto


Hemos hablado en más de una ocasión que la base de la inteligencia emocional es la detección de las propias emociones y el manejo de estas, entre otros aspectos característicos de la IE.

Para resolver un conflicto, lo primero que debemos hacer es buscar el origen o el motivo que lo ha desencadenado, más allá de buscar la sensación o emoción que produce.

Tras ponerle nombre a lo que ha desencadenado el conflicto, para abordarlo siempre deberíamos hacerlo lo más amablemente posible.

Sabemos que, por lo general, esas emociones que se experimentan cuando hay un conflicto suelen desencadenar reacciones impulsivas (cuando no hay inteligencia emocional de por medio), y puede costar más llevar a cabo un acercamiento amistoso que lo contrario.

Pues tenemos que decirte que se gana mucho más desde la bondad, el respeto y con una comunicación sin reproches.

No se recibe igual una frase tal que así "eres una persona que siempre se esfuerza, aunque hay ocasiones en las que", que decir "es que nunca haces nada". Así es poco probable que se resuelva un conflicto, y menos que ganen las dos partes.

Como seres humanos que somos, estamos llenos de emociones, pasamos por distintos estados anímicos, etc., entonces, no siempre vamos a estar receptivos, sobre todo para algo tan delicado como esto.

Y no solo eso, el lugar donde afrontar el conflicto también influye. Tal vez sea más aconsejable esperar a que ambas partes estén descansadas y en un lugar privado y tranquilo, que no al haber terminado una jornada de trabajo y estar en mitad de una cafetería llena de gente.

Además de todo lo anteriormente mencionado, debemos buscar el propósito positivo de ambos. Es decir, detrás de cada persona que está en conflicto, hay un para qué. Por ejemplo, una persona que trabaja en un escritorio desordenado, mientras que su compañero de al lado, lo tiene totalmente impoluto, tal vez sea porque a cada uno de ellos les guste o se sientan cómodos trabajando así, pero el conflicto llega cuando ninguno de los dos se siente a gusto con la manera que tiene dispuesto cada uno su escritorio.

Diálogo y negociación de las necesidades individuales para satisfacer las de ambos y resolver el conflicto.

Por último, tras haber pasado por los pasos anteriores, es posible llegar a la negociación. Una negociación en la que dialogar para poner en común las intenciones positivas, de una manera bondadosa, respetuosa y amistosa, ceder hasta encontrar el punto en el que cada uno de los implicados se siente satisfecho con la resolución de su necesidad, y, por tanto, así se resuelva de verdad el conflicto.

En definitiva, la inteligencia emocional juega un papel muy importante en la resolución de conflictos (o en la evitación de estos), no obstante, hay personas que desconocen las grandes ventajas que aporta ser emocionalmente inteligentes. La buena noticia es que este tipo de inteligencia se puede desarrollar.

Un psicólogo o psicóloga podría ayudar de manera profesional a desarrollar esa inteligencia emocional que llevamos dentro.
¿Sabías que un buen liderazgo emocional es muy importante a la hora de gestionar equipos y conseguir excelentes resultados? Puedes leer más sobre ello en ese artículo.
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