¿Cuánto cuesta una cuidadora interna?

Más allá del cuidado personal, una cuidadora interna en España asume responsabilidades significativas para el bienestar integral de la persona y el funcionamiento del hogar. Esto incluye la gestión de la medicación, asegurándose de que se tomen las dosis correctas en los horarios indicados, así como el acompañamiento a citas médicas y la coordinación con profesionales de la salud.

También se encarga de tareas domésticas básicas relacionadas con el usuario, como la limpieza y el orden de su habitación y áreas comunes, la preparación de comidas adaptadas a sus necesidades dietéticas y la realización de compras de alimentos y otros enseres.

Además, su rol es crucial en la estimulación cognitiva y física, fomentando la autonomía, realizando ejercicios adaptados y proponiendo actividades que mantengan la mente activa. Finalmente, y de forma fundamental, la cuidadora interna brinda compañía y apoyo emocional, combatiendo la soledad y creando un ambiente de confianza y bienestar. Es importante que estas responsabilidades estén detalladas en el contrato laboral y se respeten sus derechos a descansos.

Contratar una cuidadora interna en España implica cumplir con la normativa del Régimen Especial de Empleados del Hogar. Es obligatorio firmar un contrato de trabajo por escrito, que detalle la jornada (máximo 40 horas semanales), el horario, las tareas, el salario (nunca inferior al SMI vigente), y los descansos diarios (12 horas consecutivas, con posible reducción a 10 compensables y 2 horas de descanso dentro de la jornada) y semanales (36 horas consecutivas).

Además, es imprescindible dar de alta a la cuidadora en la Seguridad Social antes del inicio de su actividad, pagando las cotizaciones correspondientes. Se deben garantizar 30 días de vacaciones pagadas al año y los festivos, así como alojamiento digno y manutención. Si la cuidadora es extranjera, debe poseer permiso de residencia y trabajo en vigor para evitar sanciones. Cumplir con estos requisitos asegura el bienestar de la trabajadora y evita problemas legales para el empleador.

La diferencia fundamental entre una cuidadora interna y una externa radica en la residencia. Una cuidadora interna vive en el domicilio del empleador, ofreciendo supervisión y asistencia las 24 horas (con los descansos legales), ideal para personas con alta dependencia, necesidades nocturnas o cuando se busca una gestión integral del hogar. Su coste incluye alojamiento y manutención.

Por otro lado, una cuidadora externa no reside en el hogar y trabaja por horas o jornadas parciales/completas en un horario fijo, siendo más adecuada para personas con mayor autonomía que solo requieren apoyo puntual durante el día, o cuando la familia puede cubrir el resto del tiempo. La elección entre una u otra dependerá del nivel de dependencia de la persona a cuidar, el presupuesto disponible y las preferencias de privacidad de la familia.

Las horas extra suelen pagarse entre un 25 % y un 75 % más sobre la tarifa ordinaria, especialmente en horario nocturno o festivo.

Sí. Atender a dos personas puede aumentar el precio entre un 20 % y un 30 % respecto al coste habitual.

Las cuidadoras que trabajan en horario nocturno suelen tener suplementos salariales. El coste puede subir significativamente en caso de asistencia constante durante la noche.

Por norma general, el alojamiento y la manutención están incluidos en el salario de la cuidadora interna. Si no es así, deberás sumarlo al presupuesto.

Salario mensual de la cuidadora, Seguridad Social (30–35 % del salario bruto), dietas (si no se incluyen en el salario) y el coste de posibles cursos o formación específica.