Esther Lopez Fernandez

Así es Esther

A la atención de quién le importe:
Por primera vez desde que busco trabajo, hace ya 10 años. Voy a ser todo lo sincera que no me he permitido ser, por las tonterías esas que te enseñan en los talleres de "búsqueda de empleo”, “el curriculum perfecto para el puesto ideal” y gilipolleces varias.
Soy esther lópez fernández, hija de paco y maría, nacida en granada y criada en mi barrio de pueblo, ese al que se salía a jugar a la placeta con los vecinos después de hacer los deberes y ver “barrio sésamo”. Y en el pueblo de los abuelos, dónde jugaba con mis primos, incansable por las higueras, las cámaras de mi abuela, los olivos, el río, la era, las cuadras y la piva de mi abuelo, desde el viernes por la tarde hasta el domingo después de comer. Sin pasar por alto esa tele en blanco y negro en la que yo sigo jurando y perjurando que veía el “un, dos, tres” en color… siempre la imaginación al poder. El pueblo dónde en verano se echaba la siesta en un placa de esponja tirada en el suelo delante de un ventilador minúsculo sin pantalla de seguridad para evitar accidentes en los dedos (ya se encargaba mi madre de darle un pescozón al que se acercara a más de un metro del aparato), donde nos bañábamos 4 en el agua soleada, en el barreño de hacer morcillas y dónde mi abuela nos hacía helados de leche con cola-cao y había que comerse más de la mitad sin sabor porque el cola-cao siempre estaba en el fondo. Y dónde en invierno, se hacía matanza, tu abuela te contaba cuentos en frente de la chimenea, tu tía te hacía palomitas de anís y azúcar y cuando había tormenta tu padre te enseñaba a calcular la distancia del foco, contando los segundos que transcurrían entre el rayo y el trueno, usando la velocidad del sonido 340m/seg.
Pues bien, soy una persona normal y corriente que busca un trabajo normal y corriente y que está cansada de ser rechazada, desprestigiada y desacreditada por personas que, a mi parecer, no quieren trabajadores en su empresa, quieren otra cosa que no me aventuraría a calificar.
Probablemente un currículum se puede alterar y modificar, una carta de presentación se puede retocar y adornar. Yo, sin embargo, quiero ser clara y transparente. Busco trabajo.
Tal vez por mi experiencia académica esté destinada a unos sectores definidos en la susodicha búsqueda de empleo, pero la universidad de la calle, la de buscarte las habichuelas, la de canguro por las tardes, estudiante por la mañana y “telepizzera” por las noches, la de costearte los estudios y pagar la residencia, la de pagar facturas y fotocopias, la de ahorrar para la matrícula, la de usar la bici en vez del bonobus, y que te sobre lo justo para ir al cine o para comprarte una camiseta del zara, me han enseñado más, si cabe, que la “hidrogeología”, la “petrología ígnea” o la “organización del centro escolar”. Junto con sacar las “papas” que mi padre, el hombre, cultiva para gasto de toda la familia, bien temprano, en el mes de junio, antes de que la calor apriete o recoger aceitunas en invierno, rogando porque el frío sea clemente son los sabañones y rezando para que llueva el 24 de diciembre y no tener que ir a trabajar al campo el día de nochebuena…
Con todo esto lo que quiero decir es que soy una persona, normal y corriente, como cualquier otra, joven o no, mujer o no, madre o no, casada o no, pero lo que es un si con mayúsculas es que estoy sobradamente cualificada para desempeñar cualquier trabajo que se me ponga por delante. Y con aptitudes y cualidades que me hacen realmente válida para desempeñar mi función, humana por su puesto, pero con la sobrada capacidad de aprender y superarme día a día, siempre de aprender. Y con la eterna duda: “¿Por qué no me quieren en su empresa?”.
No crean, he hecho mis propias pesquisas para montar mi propia empresa, no me da miedo, pero me falla una parte realmente imprescindible, el capital. Así que me encuentro, siempre, como la pescadilla que se muerde la cola, me siento como el vendedor de bueyes al por mayor que llevaba un cargamento de paja, y si vendía la paja los bueyes no comían y si vendía los bueyes quién tiraría del carro… y lo mío no es seguir esperando a que a un “erudito” del gobierno se le ocurra convocar, o desconvocar, o congelar, o descongelar, o promulgar o… cualquier otro –ar. Sobre todo porque mientras unos cuantos privilegiados juegan a ser senadores, ministros, jueces, presidentes y reyes, príncipes y princesas, una inmensa mayoría jugamos a ver como pagamos la hipoteca, las facturas, los colegios, los impuestos, los seguros, las gasolina, la comida, la ropa y la cara santa.
Así que solo les pido una cosa después de esta larga perorata, denme la oportunidad de demostrar que valgo para desempeñar las funciones en el puesto que he solicitado. De persona a persona. Desde la claridad, la sinceridad y la verdad.
Atentamente, se despide, esperando su pronta respuesta: esther lópez fernández.

Área de trabajo de Esther

Servicios

Empleos

Administrativo
Atención al cliente
Arqueo de cajas
Camarera
Canguro
Dependienta
Limpieza por horas
Monitora
Profesora
Teleoperadora

Estudios

Ldo. Geología
Master de educación (antiguo cap)

Idiomas

B1 de inglés
B2 de ingés

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